Hay tres razones principales que impiden el encuentro en una pareja. La primera es que a veces intentamos comunicarnos cuando estamos en niveles distintos de conciencia. Hay dos maneras de estar en el mundo: una sería desde la conciencia focalizada, y la otra, difusa y globalizadora.
La primera tiene que ver con la lógica y es la mirada analítica. La segunda, tiene que ver con la percepción holística del mundo, verlo como una totalidad, e incluye las emociones y las vivencias: es la mirada de la experiencia.
Cuando dos personas tratan de comunicarse y una está hablando desde la lógica y la otra desde lo que pasa, el encuentro es imposible y surgen los problemas de pareja. Es como intentar una comunicación desde dos idiomas distintos, un choque de paradigmas.
Es fundamental que nos demos cuenta desde dónde nos está hablando el otro: cómo se ve el otro a si mismo, cómo me ve a mi, cómo ve lo que nos pasa.
Si yo estoy acostumbrado a ver las cosas desde mi conciencia difusa o desde mi intuición, querer encontrarme en armonía con otro que mira la vida desde la coherencia es, en principio, una pretensión casi imposible.
La propuesta es que yo me abra a otra manera de ver las cosas, y entonces no sólo podré encontrarme con el otro, sino que incorporaré para mi mismo esa otra manera de estar en el mundo. Si una pareja plantea un problema y él lo ve desde la lógica y ella desde lo que siente, es muy difícil que se entiendan si antes no perciben y aceptan como punto de partida esas diferencias.
Afortunadamente, en la actualidad hay un cambio: las mujeres están ocupándose de desarrollar el lado masculino y los hombres, el femenino.
Si yo acepto y respeto tu mirada y la voy integrando en la mía, eso es crecimiento para mi. Si la rechazo tratando de convencerte de lo que pienso, me quedo sólo e igual a mi mismo.