A veces, a lo largo de la historia de la vida de una pareja, surgen conflictos relacionados con la convivencia, la falta de comunicación, los celos, los hijos, las dificultades para conciliar la vida laboral y familiar, etc. Estos problemas a veces superan a las parejas y no encuentran las herramientas adecuadas para resolverlos.
El papel del terapeuta en este caso es conocer muy bien la naturaleza del conflicto y en la terapia de pareja, hacer de mediador. Aplicando aquellas técnicas más apropiadas para que se modifiquen aquellos comportamientos que son los responsables de la relación disfuncional.